Cuarenta años de dictadura
Historia política de La Rioja
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1960

Oposición democrática al franquismo

La oposición al franquismo no fue nada fácil, y menos en una provincia como la de Logroño, tan limitada en espacio y en demografía. El "aquí nos conocemos todos", facilitó la labor de la represión y del control político-social.


El alto saldo represivo y la intensa actividad policíaca desde el primer momento de la sublevación militar dejó muy poco espacio para el antifranquismo. Hasta finales de los años cuarenta no existe externamente ninguna señal de oposición al régimen.

Octavilla redactada en Nájera en 1960 - Fue prohibida
Acomienzos de los años cincuenta aparecen las primeras noticias de pequeños núcleos o de personas aisladas que están en contacto con los antifranquistas del exterior. Existen cartas enviadas desde Logroño hacia las Organizaciones clandestinas del exilio en las que se constata el profundo miedo de los obreros y de los opositores a integrarse en comités y actividades antifranquistas. Y el miedo no es ficticio, pues en el verano de 1950 son apresados y encarcelados los principales animadores del socialismo clandestino riojano. En la primavera de 1950 es apresado uno de los enlaces del exilio con Aragón y Rioja y entre sus documentos se encuentran cartas dirigidas al pastelero logroñés Pablo González, que fue apresado junto con Darío Gil, Carmelo Calatrava, Gerardo Ezquerro, Inocente Medina y el electricista desterrado en Logroño, Paco. Se les acusa de actividades realizadas en los años de la República y de asociación ilícita. Lo que han hecho ha sido. simplemente, solidarizarse con las familias de los asesinados y de los presos, o como mucho, quejarse de los sindicatos verticales.

Es a partir de los años sesenta cuando la organización antifranquista logroñesa y provincial goza de un cierta estructura y actividad práctica. No se refiere en exclusiva a los movimientos obreros de inspiración clasista, sino que tiene también conexiones con otras organizaciones opositoras, tanto situadas dentro del bloque socioeconómico dominante, como fuera de él. En los Informes anuales de los Gobernadores Civiles de la provincia enviados al Ministerio de la Gobernación durante la década de los sesenta, hoy archivados en el Archivo de la Administración de Alcalá de Henares, nos ofrecen alguna luz, pese a que deben ser utilizados con todas las prevenciones, pues siempre recalcan "la normalidad absoluta" o la insignificancia de las disidencias. En estos Informes existe un apartado de obligada respuesta, titulado "Cuestiones políticas y sindicales", en el que el Gobernador debe condensar la situación de la provincia sobre ambas cuestiones. En las respuestas encontramos la situación del antifranquismo riojano, así como la valoración que se da a cada uno de los grupos opositores.
Nota de prohibiciónde la octavilla

De estas Memorias se deduce, y en especial de la de 1963, que las distintas tendencias opositoras, tanto políticas como obreristas, existentes en la provincia de Logroño en la década de los sesenta son:

  en el ámbito político los "Tradicionalistas Javieristas", los "Juanistas", los "falangistas de izquierdas", y los opositores de los tradicionales partidos socialista y comunista
  en el mundo obrero: las organizaciones de signo confesional católico (Hermandades Obreras de Acción Católica -HOAC-, Juventud Obrera Cristiana -JOC-, Movimiento de las Hermandades del Trabajo -MHHT-, más "las conocidas tendencias dentro del campo izquierdista".

"En el ambiente de oposición al régimen, salvo la escasa propaganda que, desde el extranjero se remite a diversas personas sin consideración de ideología política, basándose sin duda en sus profesiones, sí ha venido observándose cierta actividad propagandística de carácter comunista, consistente en letreros pintados en fachadas de fábricas principalmente y en las calzadas de algunas carreteras, así como "siembras" de octavillas y hojas de propaganda del citado matiz en los extramuros de la capital, que prácticamente carecieron de importancia y que no despertaron interés alguno en las pocas personas que llegaron a recoger alguna de dichas hojas, ya que su contenido fue considerado sin enjundia y carentes de objetividad positiva".

El movimiento obrero, por otra parte, empezó a posicionarse en la década de los sesenta, aprovechando los resquicios que las Elecciones Sindicales y la Ley de los Convenios Colectivos les permitieron. El obrerismo sindical católico participó activamente con pocos sacerdotes de las parroquias de la periferia y basándose en obreros formados en seminarios y conventos que habían "colgado sus hábitos". La participación de las tendencias "obreristas de izquierda" fue muy escasa y hay que esperar a los finales de los años sesenta para empezar a oir las siglas de Comisiones Obreras (CC.OO). Estas se expresan sobre todo a través de los Jurados de Empresa que existen en estos años en sólo 17 empresas, es decir, en aquellas que superan los 250 obreros de carácter fijo y de los Enlaces Sindicales, existentes en aquellas que tenían plantillas fijas entre 100 y 200 obreros. De la necesidad de la coordinación entre estos Jurados nacen las Coordinadoras que terminarían siendo las CC.OO.

El movimiento obrero riojano, y los primeros síntomas de organización de partidos, se inicia en los primeros años de los setenta. El primero se manifiestan aún en el seno del Sindicato Vertical como se comprueba en 1974 (en Infema), 1975 (en Jiménez de Miguel) y 1976 (en Europonto, S.A.). Entre los segundos es el Partido Comunista el más temprano. Se reconstituye, y también se crean las Juventudes Comunistas, en el verano de 1970, y en enero de 1971 existe un Comité Provincial del Partido con cinco miembros y funcionan distintas secciones de organización. Los primeros militantes del Partido Socialistas son del año 1973, en 1974 son una quincena y cuando muere el Dictador están en torno a una treintena. Los restantes grupos opositores nacen después de la muerte del Dictador General Franco. Más >>>