El logroñés
Cosme García
"El Pinche"
"Hemos podido adquirir niticias del inventor del primer submarino que navegó por aguas españolas y aún por aguas saladas. Lo que no podemos explicarnos es cómo le ocurrió tal idea a nuestro ingenioso paisano, y luego que demos noticias de su vida, estamos seguros de que sucederá igual a nuestros lectores.
Don Cosme García era un logroñés neto,
tal como hemos conocido ciento, hombre franco, alegre, de gran talento natural, músico, aventurero, ingenioso: sabía de todo, valía para todo y atravesaba la vida derramando ideas, ratos de placer, y sin conseguir una posición ni dinero.
Una vez allá, a la mitad del siglo pasado, fue protegido por un ministro. Sin duda se valió de esta protección para construir el submarino. Luego ... ni hemos sabido más de él, ni de su invento, fuera de las noticias publicadas.
De los que hoy viven, acaso no hay más que uno que fue su amigo en la juventud. Don Canuto Rodríguez, otro anciano paisano nuestro que felizmente conserva una memoria privilegiada, merced a la cual ha podido darnos detalles de la vida de Don Cosme.
El cual debió nacer en efecto por los años que dice su hijo: hacia el 1815.
Fue su primer oficio guitarrero: hacía guitarras y bandurrias, a cuyo instrumento había gran afición en Logroño.
Poco después se dedicó a otro oficio, el torno al aire, que entonces estaban muy escasos, y en el que demostró gran habilidad. Los chicos, nos decía el señor Rodríguez, sólo comprábamos trampas del "Pinche" (entonces no había en Logroño familia sin apodo, y a esta le llamaban la del "Pinche": el taller frente a Palacio, en la casa que luego fue muchos años del señor Abeytua.
Dedicóse luego al grabado en metales, en el cual hizo progresos. Haciánsele los buriles en taller donde trabaja don Canuto Rodríguez, intimando más con ellos; pero bien pronto Don Cosme se forjó sus instrumentos y no necesitó de nadie.
Entonces trasladó su taller a la calle de San Blas, donde la Plaza.
En posesión de este oficio fue a Madrid y se dedicó al grabado para periódicos.
Pero pronto demostró su ingenio, inventando una máquina para poner el cuño a las cartas, la cual fue adquirida por el Estado y usada en muchas administraciones de Correos.
Por entonces fue don Canuto Rodríguez a Madrid con su principal, el célebre bandurrista Lucas Ortiz y se encontraron a Cosme García instalado en la calle del Barquillo y dedicado a sus grabados, a sus estudios, auque de estos no hablaba ni una palabra, al revés de los demás inventores) y su violín, que toca muy bien. Con el refuerzo de los dos viajeros que también tañían los instrumentos de cuerda, el dueño de la casa, y un cuñado suyo, Florencio Bermejo, guitarrista de los buenos y panderetólogo de primera se hizo una orquesta: una de tantas orquestas como han salido de este pueblo de guitarristas y bandurristas.
Diez años más tarde se dijo en Logroño que el "Pinche"
había inventado un "pez". Pronto hablaron los periódicos de ello. Pero entonces los periódicos dedicaban planas enteras a las pesadas discusiones políticas, amenizaban el papel con algún folletín y alguna receta para hacer tinta, y no se ocupaban tres días seguidos de un suceso, por importante que fuese. Lo del submarino se olvidó, los logroñeses dejaron de pensar en el "pez" y en el "Pinche", y sólo algún amigo particular volvió a saber de él. Murió sin que nos apercibiésemos de ello.
De esos datos de su vida que publicamos se deduce la estrañeza que apuntábamos al principio ¿Cómo pudo ocurrírsele inventar un submarino, acaso sin ver el mar, y cuando nadie había pensado en navegación submarina?.
En la carta de su hijo, don Juan García Porres, que ya publicamos, se habla de una parte de la familia de don Cosme, añadiendo que un hermano, llamado Nicolás, era profesor notable de bandurria.
En efecto, este don Nicolás García, tuvo una tienda de confitería y cerería en la calle Mayor, frente a la cárcel. Era buen músico y se fue a un regimiento, de músico de primera, según unos, y de músico mayor según otros; pero no le gustaba la milicia y lo dejó, entrando empleado en el Ayuntamiento.
Tuvo además otro hermano, Ramón García, que fue hasta época relativamente cercana, clarinero y creemos que portero del Ayuntamiento. Además tuvo un hijo llamado Benito, que probablemente fue quien entró en el submarino cuando se hicieron las pruebas".
COSME GARCIA: inicio

Nace en Logroño
el 28 de septiembre de 1818 de padre logroñés, artesano,
y madre navarra de Aguilar. Muere en Madrid el 23 de junio de 1874 a los
56 años.
Siguiendo la tradición paterna se integró
en la Milicia Nacional progresista de su ciudad desde muy joven. Se casa a los 19 años
y declara como profesión la de guitarrero. En Logroño se le conoce con el alias de "El Pinche".
Marchó de Logroño
a Madrid en los años del Bienio Progresista, donde parece que su
primer trabajo, aunque por poco tiempo, fue el de regente en la Imprenta
Nacional.
Desde la primavera de 1857 hasta 1864 trabajó, por contrata
con la Dirección General de Correos, en la enseñanza a los
funcionarios del manejo y la conservación de la máquina
fechadora de sellos que había inventado. Y mientras tanto, estuvo
enredado en la construcción y pruebas de sus inventos.
A mediados
de los sesenta abandonó a su mujer e hijos y se fue a vivir con
la sirvienta de la casa, María Egaña, con la que aún
tuvo otros dos hijos, totalizando cinco, con los tres de sus primeras
nupcias con Ursula Porres.
El reconocimiento de su genio fue muy tardío. Se comentó en Logroño que el "Piche" había inventado un "pez". Pronto hablaron los periódicos de ello. Lo del submarino se olvidó, los logroñeses dejaron de pensar en el "pez" y en el "Pinche", y sólo algún amigo particular volvió a saber de él. Murió sin que nos apercibiésemos de ello.
LOS PRIMEROS INVENTOS
El 16 de mayo de 1856, "García el Riojano" patenta sus tres
primero inventos:
:: una "
escopeta relámpago",
:: una "
máquina
tipográfica" y
:: otra
máquina "para toda clase de
timbres en tinta"
y abona mil reales por cada uno. Lo hace con otros
dos socios.
La
máquina tipográfica "constaba de un
tintero receptáculo para la tinta, un cilindro y varios rodillos
tomadores y distribuidores de la tinta sobre la platina donde se halla
fijada la forma con la letra. No tiene cintas y es fácil hacerla
funcionar que se consigue con sólo la fuerza de un niño,
dando vueltas siempre en una misma dirección a una rueda con su
manubrio que tiene dicha máquina a uno de sus costados". Tuvo
escaso éxito y sólo se conoce que con ella se imprimió
la primera gramática española contemporánea de Griego.
Con la máquina para "timbres en tinta", sin embargo,
Cosme García obtuvo éxito y muy buenos resultados económicos.
Y el 19 de octubre de 1856 la Dirección General de Correos la utilizaba
bajo contrato para sus servicios postales y al menos lo hace durante los
veinte años siguientes. Es "una máquina pequeña,
que se compone de armadura de hierro, un émbolo y varios rodillos
que recogen y distribuyen la tinta contenida en el bote sobre una platina
de bronce" y consta de cambio automático de fecha.
La
primera patente de Cosme sobre armas de fuego ("escopeta relámpago")
fue en mayo de 1856, pero no fue admitida en las pruebas para su legalidad.
La segunda es del 8 de enero de 1862 en Madrid (también en Francia
el 24 de febrero de 1862). Su innovación consistía "en
que la carga se hace por detrás, sin baqueta, y se obtiene con la
ayuda de un medio desconocido hasta ahora".
"La carga
del arma que el autor presenta se realiza como sigue: el fusil de caza o
de guerra se mantiene fuertemente con la mano izquierda, la derecha tocará
la pieza "J" con una ligera presión de abajo hacia arriba,
así el seguro se libera y (el pequeño obús) sube hasta
colocarse para recibir la carga, es decir, hasta dejar completamente descubierta
la parte destinada a recibir la carga, y unos dos o tres milímetros
más como se observa en el dibujo". El modelo falló en
las pruebas y tampoco se le otorgó la concesión.
"MATASELLOS" DE COSME GARCÍA
Inscribió la patente en el Registro el 16 de mayo de 1856.

Esta es la descripción de la máquina hecha por el propio Cosme García: "... una máquina pequeña, que se compone de armadura de hierro, un émbolo y varios rodillos que recogen y distribuyen la tinta contenida en el bote sobre una platina de bronce."
Cosme García se convertió en el proveedor oficial de estas máquinas para la Administración de Correos de España y además se le contrató para enseñar su manejo y su conservación.
El invento y su contratación por Correos le aportó una muy destacada cantidad de reales, algo menos de un millón, con los que pudo finarciar el inventó más destacado que consiguió: el del SUBMARINO.
EL GRAN INVENTO : EL SUBMARINO

Para la construcción de su
primer prototipo acudió a la
Maquinista Terrestre y Marítima de Barcelona y se hizo de hierro.
Tenía, visto de lado, forma de tonel apuntado truncado hacia la
proa y la popa y medía tres metros de eslora (largo), 1,5 de maga
(ancho) y casi 1,6 de alto. Constaba de una compuerta de entrada y escotillas
en la proa y la popa. La inmersión se producía por la inundación
de cuatro depósitos situados, dos a cada lado de la parte central
y más ancha del casco. Con bombas se achicaba el agua para tornar
nuevamente a la superficie. Constaba además de otras cuatro aberturas
en el casco en las que se instalaba la propulsión del buque con
cuatro remos articulados accionados desde el interior. Fue probado en
Barcelona sin buenos resultados.
El
segundo prototipo, también construido por la Maquinista, fue
probado en Alicante. Las primeras pruebas se hicieron
en el verano de 1859 participando en la inmersión sus hijos.
Cosme García patentó el "aparato-buzo"
el 8 de mayo de 1860 en Madrid y el 25 de abril de 1861 en Francia.
Sus
dimensiones son mayores que el modelo anterior: 5,75 metros de eslora, 2,25 de alto y 1,75 de
ancho. El casco es de chapa de hierro. Consta de una entrada en la parte
superior que se cierra herméticamente desde el interior; en los
costados de dos remos para girar el barco; cerca de la proa otros dos
remos para sostener el barco y hacer que descienda o se eleve; en la popa
una hélice para hacer navegar el barco; y en los lados y en otras
partes del caso hay distintas escotillas para ver el exterior; y finalmente,
en el interior del barco formando un segundo fondo, se encuentran dos
tanques cuyo papel es el de hacer subir y descender el aparato.

Las pruebas
definitivas, las exigidas por la ley de privilegios (patentes), se realizaron
de nuevo en
Alicante el 4 de agosto de 1860 y fueron certificadas ante notario.