La visita es sobre todo un acto de cortesía formal
entre lo que representan cada uno de los dos protagonistas. D. Amadeo
I aparece en esos momentos históricos como la única llave de la
"concordia nacional con honra", y el Excmo. Sr. Duque de la Victoria
es el símbolo del estamento de los que aún pueden hacer uso de élla.
Certificar públicamente el acatamiento de uno de los que simbolizan
más certeramente el militarismo protector, y en este caso nada menos
que el del artífice del "abrazo de Vergara", bien merece un viaje
desde Madrid hasta Logroño. E incluso convivir durante todo un día,
con su noche, en el propio hogar del General. Esto es lo que hacía
en septiembre de 1871 el "joven Monarca", como era calificado en
su alocución de recibimiento por el viejo militar.
Se necesitaba mostrar a todo el país, y quizás también
a gran parte de Europa, que el General Espartero y todos los habitantes
de la ciudad a la que tantas veces habían mirado todos en tiempos
pasados, se enorgullecían con el nuevo Rey, porque la "suprema dignidad
le ha sido conferida por la voluntad nacional". Y tanto el pueblo
llano, como las autoridades y el mismísimo espadón del progresismo
se prestaron a hacerlo con todos los honores y medios a su alcance.
Espartero, "en traje de Capitán General y acompañado del Excmo.
Sr. D.
Cipriano
Segundo Montesino y algunas autoridades militares", llegaba
al andén de la Estación una hora antes de la entrada del Rey. Pero
las autoridades y el pueblo lo habían hecho mucho antes para recibir
previamente "en medio de un entusiasmo indecible" al ilustre convecino,
"entusiasmo que rebela bien claramente que no en balde, aquel Ilustre
Duque, ha sacrificado su vida entera en defensa de la libertad y
por el bien de la patria", como se recoge literalmente en el
Acta.
El Rey, el General Espartero, el Alcalde de la Ciudad y el Capitán
General del Distrito recorrieron en la misma carretela preparada
por el Duque de la Victoria, el Muro de las Delicias, el del Carmen,
la calle del Mercado y la Plazuela de San Agustín, para terminar
en la Casa-Palacio del propio Espartero donde se alojaría el Rey.
Durante el trayecto, cubierto "por las fuerzas Militares y los Voluntarios
de la Libertad", "y desde el momento que ésta la comitiva se puso
en marcha, las aclamaciones, el júbilo y el entusiasmo rayaron en
frenesí".
Durante su estancia en Logroño el Rey prácticamente
estuvo secuestrado en la residencia de Espartero, en la que incluso
se celebraron las recepciones oficiales. Unicamente salió el primer
día durante dos horas, de diez a doce de la noche, para presenciar
"una función" en el
Liceo Artístico Literario dando gusto a la "sociedad
elegante"; y durante el segundo por la mañana, a primeras horas,
para entregar donativos en las Casas de Beneficencia de la Ciudad,
y a las diez para revistar y presenciar el desfile, con el Sr. General
Espartero, de las fuerzas Militares de la Guarnición y de las de
los voluntarios de Logroño, Haro, Nájera, Santo Domingo y Ezcaray".
Por la tarde asistió a una corrida de toros. En el
Acta se recogen igualmente las únicas
palabras públicas pronunciadas por el Rey en Logroño, además sólo
cuando el tren Real a las ocho de la noche arrancaba hacia Madrid:
"Dios os llene de felicidades".
[
Cortes Constituyentes]: El 29 de enero de 1869 se realiza en Logroño el escrutinio general de las Elecciones Constituyentes del sexenio por sufragio universal.
[
Diputados del sexenio]: Lista de todos los Diputados a Cortes elegidos por La Rioja durante el Sexenio Revolucionario. No se incluyen los de la Iª República.