El hermano de Napoleón dividió España en 38 Prefecturas y en 111 Subprefecturas
en el año 1810. La Rioja siguió incluida en la Prefectura de Burgos, aunque
se reconocieron a la región dos subprefecturas con cabezas en Logroño
y Calahorra. Y eso que, como parece, fue el riojano Juan Antonio Llorente, miembro
de la Real Sociedad de la Rioja Castellana, su diseñador. Llorente, no
fue más allá con su provincia, simplemente porque pertenecía a la generación
riojana cuyas ideas provincialista no superaban el signo exclusivamente
económico, como sucediera con el resto de las élites riojanas de finales
del siglo XVIII.
Pero no pasó lo mismo con la generación y grupos regionales levantados
contra el invasor. Entendieron, como el resto de los Constituyentes de
1812, que se hacía necesaria una reforma administrativa de España, pero
además comprobaron en sus propias "carnes" que desde Soria y Burgos lo
único recibido durante el conflicto había sido indiferencia y abusos militares.
De aquí el empeño de autoprotección y de manejo en exclusiva de la intendencia
militar de su demarcación.
La Constitución de 1812, en su artículo 11, dice "Se
hará una división más conveniente del territorio español por una ley constitucional,
luego que las circunstancias políticas de la Nación lo permitan". Y se
consideraba tan importante esta reforma, que en el preámbulo de la misma
se introduce un amplio párrafo sobre la cuestión. En él se explica que
no ha sido concretada la división porque debía hacerse con mucho estudio
y sin tantas prisas. La Comisión de arreglo de provincias necesitaba un
"cúmulo prodigioso de conocimientos científicos, datos, noticias y documentos"
y había creído por ello que debía "dejarse para las Cortes sucesivas del
desempeño de este tan difícil como importante trabajo". Y en ello estuvieron
los Diputados electos con la nueva normativa de la Constitución gaditana.
En este contexto se sitúa dentro de las reclamaciones de La Rioja, por
ejemplo, la Exposición de los vecinos riojanos redactada en la Junta
General de Santa Coloma, y también otro destacado documento, que dentro
del contexto provincialista riojano de nuestro trabajo puede ya ser considerado
de espíritu nítidamente político: "Discurso sobre la necesidad, validez
y ventajas que resultarían a La Rioja y al Estado, en su erección a Provincia
Política de la Monarquía e independiente de las demás".