Cuando se proclama la República, el General Espartero vive en su Casa-Palacio de Logroño, y ya ha superado los ochenta años. Los conflictos carlistas son frecuentes y amenazan constantemente a toda La Rioja y también a su capital. Esta inseguridad lleva a la preocupación de qué le puede pasar al 'retirado de Logroño'.
Los medios generalistas nacionales nos aportan datos con los que poder concretar la 'vida de La Rioja' durante este año de régimen republicano. Algunos temas son reiterados, otros se mencionan más de pasada.
Uno de ellos alcanza numerosos comentarios. "El retirado de Logroño", el general Espartero, "Logroño, el asilo del héroe de toda nuestra epopeya de la guerra civil", en palabras de Castelar. Espartero estaba muy relacionado con el tema central de los carlistas. Se preguntan, ¿corre peligro con los carlistas amenazando a Logroño y a La Rioja entera, la vida o la suerte del Príncipe de Vergara, del Duque de la Victoria?. Don Baldomero, ya octogenario, a todos daba respuesta con amabilidad.
Antes de llegar a esta situación, 'medio desesperada', sobre los posibles problemas que pudiera padecer 'El Pacificador', abundan las noticias sobre él, que se reciben y que salen de Logroño.
En el primer mes de la República destacan dos: el anuncio a Espartero desde las Cortes de la proclamación de la República y la felicitación en su ochenta cumpleaños por el Gobierno de la República.
Las Cortes Constituyentes al proclamar la República se lo anuncian a Espartero y éste contesta con un carta 'amable' muy típica del personaje.
"Logroño. 13, 12,25 de la mañana. Madrid, 13 febrero, 1,55.
Al gobierno de la República, el general Espartero. Cúmplase la voluntad nacional, ha sido y será siempre mi lema; los cuerpos colegisladores, en uso de su soberanía, han proclamado la República, que yo acepto, y doy las más expresivas gracias a todos los señores que forman el gobierno por las consideraciones que se han dignado dispensar a este veterano de la libertad, que ajeno siempre a toda mira personal nunca su ambición conoció más móvil que la ventura de su patria.
Logroño 13 de febrero de 1873. Baldomero Espartero".
Cuando llegó el día del ochenta cumpleaños, el 27 de febrero de 1873, dieciséis días después de proclamada la República, el Presidente del Poder ejecutivo mandó a Espartero esta felicitación en forma de telegrama:
"En nombre del gobierno de la República y en el mio propio, tengo el honor de enviar a V. E. cariñosa felicitación con motivo de su cumpleaños. Dígnese V. E. aceptarla como testimonio de afecto y consideración tributado en este día al ilustre pacificador de España".
El Presidiente del poder ejecutivo recibió la siguiente contestación:
"El General Espartero da las más expresivas gracias al Presidente del Poder ejecutivo y al gobierno de la República por la cariñosa felicitación que le han dirigido con motivo de su cumpleaños. Baldomero Espartero."

Durante toda la primavera se insistió en la prensa que "sería grave que el anciano general Espartero, gloria de España y martillo en otro tiempo del carlismo, se viera en la necesidad de emigrar por temor a ser preso de un cabecilla defensor del oscurantismo". Y durante el estío se convierte en 'una serpiente de verano' el dicho de que Espartero se marcha de Logroño, de que "Cincinato deja su retiro", de que Espartero se va a París. Nunca fue verdad. Lo que sí fue verdad es la campaña que en el mes de julio se inició para hacer a Espartero Presidente de la República. Un grupo de Diputados, entre los que está Timoteo Alfaro, Diputado por el Distrito riojano de Arnedo, presentan en las Cortes una proposición para nombrar a Espartero Presidente de la República e incluso "se pegaron por las esquinas en Madrid" carteles con este fin.
La obsesión por el tema de Espartero como Presidente de la República -similar a lo que sucedió en el Sexenio con la cuestión de 'Espartero Rey- produjo noticias tan exageradas como éstas:
"Jóvenes riojanos residentes en Madrid salen hacia Logroño a salvar a Espartero" o la representación de una obra de teatro con el título de "El pueblo llama a Espartero".
El enredo se disolvió pronto aunque aún el mismísimo Castelar escribió un carta a finales del año "felicitándole las Pascuas".