LAGARTIJO
e recoge en el contrato de compra-venta de la Plaza de La Victoria. La Sociedad constructora de la Plaza, encabezada por el Alcalde progresista de Logroño Donato María Adana, acepta la venta siempre que los nuevos propietarios se obliguen a programar corridas de toros con matadores que hubieran toreado y triunfado en las Plazas de Primera categoría, expecialmente en la de la capital del Reino. En caso contrario se anulaba el compromiso.
Los nuevos propietarios, Lorenzo Brieva, Raimundo Díez, Segundo Crespo -los tres logroñeses de las nuevas burguesías progresistas que empezaban ahora a formarse- y el catalán Joaquín Gomís, que pagaron un millón trescientos mil reales a partes iguales, aceptaron el compromiso, y así lo fueron cumpliendo desde el año 1864, fecha de la compra.
En década y media, hasta que pasa LAGARTIJO en 1880, torean en Logroño los más afamados "maestros" de la Fiesta Nacional. En la inauguración (6, 7 y 8 de septiembre de 1863) estuvieron "Cúchares" (Francisco Arjona Guillén) y "El Gordito" (Antonio Carmona Sanz). En 1868 "El Salamanquino" (Julián Casas), conocido de años anteriores. Y a finales de los setenta, 1878, lo hacen "Gallito" (Fernando Gómez) y "Cara Hancha" (José Campos).
Los días 21 y 22 de septiembre, en las Ferias y Fiestas de San Mateo de 1880, torean en la Plaza de "La Victoria" de Logroño los hermanos Molina: Rafael (LAGARTIJO) y Manuel. Con ellos arranca una época en la que pasan por la Plaza de Logroño los mejores espadas del ruedo español.
En la década de los ochenta repite varias veces Lagartijo y Gallito, y se les añaden los nuevos grandes que van surgiendo, como Frascuelo (Salvador Sánchez), Guerrita (Rafael Guerra) y Luis Mazzantini.
Se cubre el siglo principalmente con los dos últimos anteriores, y también están Antonio Fuentes y Antonio Reverte, el de "la novia".