Cuarenta años de dictadura
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Monolito en memoria de Franco.

"Aprobado en el Pleno de la Corporación Provincial de fecha 26 de noviembre de 1975, se acordó levantar un monolito en memoria de Francisco, Caudillo de España, que días antes había fallecido.

Irá situado en la Plaza de la Provincia, en la que se encuentra el Palacio Provincial. En su cima se colocará la Cruz de Clavijo. En la cara frontal llevará grabado el último mensaje de Franco. La citada Plaza de la Provincia se adornará con los escudos de los nueve partidosjudiciales de Logroño.

Supondrá, sin duda, un emotivo recuerdo, a la vez que embellecerá sensiblemente la zona ocupada hoy por el Palacio Provincial".

Los Diputados provinciales, con el Sr. Matute a la cabeza, añoraron esos años de mando único, como nadie, y antes de cerrar su ciclo de poder, en la primavera de 1979 nada menos, quisieron dejar testimonio de agradecimiento, como se había hecho siempre desde el 18 de julio de 1936. Aquí entra la historia del monolito a Franco descrito al comenzar esta larga parte de mi compendio. Repito, el Pleno de la Diputación Provincial acordó levantar, sin ningún tipo de consultas como era lo habitual, un monolito a Franco, y situarlo en la Plaza de la Provincia (el espacio existente hoy entre el Palacio del actual Gobierno autonómico y la verja que le aísla de El Espolón). Se erigía en “memoria de Francisco Franco, Caudillo de España, que días antes había fallecido”. Se describía de este modo: “En su cima se colocará la Cruz de Clavijo. En la cara frontal llevará grabado el último mensaje de Franco. La citada Plaza se adornará con los escudos de los nueve partidos judiciales de Logroño”. Y se añadía, “Supondrá, sin duda, un emotivo recuerdo, a la vez que embellecerá sensiblemente la zona ocupada hoy por el Palacio Provincial”. Que yo sepa se quedó en mera intención –que es lo que cuenta, según dicen- “el monolito en memoria de Franco”, porque “lo bien atado” se vio superado muy pronto con los cantos de “libertad sin ira” que traían otras maneras de interpretar, entender y estar en el mundo que se visionaba en lontananza.


Tributo 'Caudillo'
Franco con Jefes y jerarquías

Franco y Pernas
Franco y los Boscos
Franco y Rfino Briones
Franco y el obispo Abilio
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En el otoño de 1975 aún ... Monolito a Franco

Siempre estuvieron en los confines o límites de la Provincia dando la bienvenida a los cuatro últimos Gobernadores Civiles, llegados de fuera, así como también en el ajo de los rituales franquistas de las posesiones y los ceses –los “relevos”- de los mismos, un trío de riojanos de estos años: Rufino Briones Matute. Álvaro Lapuerta Quintero y Carlos Bonet, acompañados de algunas otras “jerarquías”. Representaban, parece, las caras “amables” del final de la larga y dura dictadura y fueron los que guiaron, también según parece, los tejemanejes de los finales sesenta y comienzos de los setenta de la vida política y social en La Rioja.

26-XI-1975

En esta fecha deciden, sin consultar a nadie, la erección del "monolito" sobre el que escribimos en esta página. Todo un símbolo a mediados de los setenta.

Carlos Bonet ejemplariza los últimos suspiros del Movimiento Nacional en la provincia, cuando las tomas del mando en su sede logroñesa por los Gobernadores, ya solo son un mero ritual protocolario cargado de nostalgias y cantos del “Cara el Sol”, pero de escaso o nulo valor político y no digamos decisorio en la provincia. Álvaro Lapuerta Quintero, otro de los integrantes del trío presente en las recepciones, es un caso muy distinto. Y es que se sienta en los escaños del Congreso de la Carrera de San Jerónimo con dos caras, la de Procurador de la dictadura franquista y la de Diputado democrático al ser electo en el verano de 1977. Representa una de las cuñas de los de antaño que se incrusta en el proceso político del hogaño desde los primeros años de la Transición, como veré más tarde.

Manuel Fraga y Rufino Briones

Fraga y Briones - 1972

Rufino Briones Matute es otro de los que cubre una larga “era” en el poder dictatorial en La Rioja, como lo fueron el Gobernador Civil Alberto Martín Gamero o el Alcalde de la ciudad de Logroño Julio Pernas Heredia. Don Rufino es el Presidente de la Diputación Provincial de Logroño durante esta época de la agonía del franquismo, e incluso varios años más de la llamada Transición, completando un ciclo por encima de una docena de años continuados (10-XI-1964 a 25-IV-1977) al frente de la Entidad. El cese de Martínez-Corbalán –el pagano de la Crisis del Polo- le aúpa al cargo y de él ya no se mueve hasta que renuncia de manera voluntaria para presentarse como uno de los candidatos de las derechas a las primeras Elecciones a Diputados a Cortes. Su presencia en la Historia de La Rioja de los últimos suspiros de la dictadura es omnímoda, como cabeza visible que fue de la Diputación, y desde aquí hace y deshace según las formas y modales de la época y del régimen. El Sr. Briones personifica el fin del régimen en la esfera política provincial al ser apeado de la democracia por los propios riojanos que le negaron sus votos cuando se presentó para ser Diputado a las primeras elecciones democráticas a Cortes en el setenta y siete.

La huella de Don Rufino, y quizás también los hábitos de actuación franquistas, ha quedado por todas partes de La Rioja. Hasta cerrar la década de los sesenta siguió el camino – sobre todo el escrito en mayúscula con el nombre de Santiago- marcado por el espíritu de sus antecesores, en especial por el defenestrado Martínez-Corbalán, para en los primeros setenta deambular solo, aunque bien acompañado de sus adláteres. Mantuvo la potenciación del turismo regional –en estos años un empeño hecho moda- tanto en su vertiente práctica como en la propagandista. Se exaltan “las excelentes condiciones por sus paisajes, sus montes con exuberante vegetación” del Camero Nuevo; se inunda la región de Carteles promocionales turísticos, de Guías de monumentos, de proyectos de rutas turísticas y de propagandas sobre la bondad de la gastronomía y los vinos riojanos. A la vez se crean algunas de las más conocidas infraestructuras hoteleras, aún hoy algunas activas, para alojamiento de los demandantes de ocio. De ahora, por ejemplo, es el Parador de Santo Domingo de la Calzada habilitando, por la empresa Agromán, el antiguo Hospital del Santo o de los Peregrinos de esa ciudad. En la misma línea de Diputaciones anteriores se trabaja en detalles más vendibles como el Museo Provincial en la Casa-Palacio de Espartero –hoy motivo de batallitas políticas-, el tendido de la red de TVE con dos repetidores en los montes “Yerga” y “Cerrollera” (sic), la pavimentación de calles, alumbrados públicos,… y hasta se crea en Logroño un Colegio Universitario bajo la tutela de la Universidad de Zaragoza.