'Heroína' Torremontalbo. Concha Manso de Zúñiga
María de la Concepción
Manso de Zúñiga
La 'Heroína'
Habían pasado sólo quince días del cumpleaños de las 'veinte primaveras' de María de la Concepción. Hija de Trinidad Pedro de Alcántara Manso de Zúñiga Enrile (1847-1016), Conde de Hervías, y de su esposa Doña Carolina Lapazarán Olazábal. Había hacido el 11 de junio de 1883 en Vitoria (según su carnet de conducir) y había crecido en las posesiones condales de Torremontalbo al pie de la carretera acomodada al antiguo camino de la 'Real Sociedad Económica de La Rioja castellana'. Nadie sospechaba que este año (1903) se iba a convertir en una
'heroína' y que su imagen fuera un fenómeno mediático de primer orden.
27
de junio de 1903, el tren correo de Francia, en dirección de Miranda
a Logroño, descarrila a las tres y diez minutos de la tarde y se
precipita hasta el río. Hay 43 muerto y 75 heridos. El suceso pasó a conocerse como la "
catástrofe de Torremontalbo".
"El tren traía dos máquinas; había salido la primera del puente de Torremontalbo
y la parte anterior de la segunda cuando se hundió el trozo de puente desde
la última cepa y el muro final. En ese espacio que apenas mide siete u ocho
metros cayeron todos los vagones que componían el tren"
El descarrilamiento tuvo un eco unisitado en toda España y fue un
modelo de respuesta humanitaria a una catástrofe de grandes proporciones.
El Alcalde de Cenicero, la población más cercana, el republicano
señor
Montejo, exhortó a todos sus habitantes para que acudieran
al lugar a trabajar y a auxiliar a las víctimas y heridos, y así
lo hicieron.
Los heridos fueron tratados en Cenicero y en Logroño,
y permanecieron durante muchos días en casas particulares de ofrecimiento
voluntario. Los menos graves fueron trasladados a Logroño y los otros quedaron
ingresados en el Hospital Municipal de Cenicero y en otro provisional montado
en las Escuelas de niños, atendidos por la Asociación La Caridad
y de San Vicente de Paúl
¿Chascarrillos o realidades?
Concha casa en octubre de 1908 con Luis Amusco -hijo del republicano logroñés histórico Carlos Amusco- y en su viaje de novios fueron a París. Queda viuda en enero de 1940.
Si Cenicero pasó por Real Decreto a 'Ciudad Humanitaria', Conchita, la hija de los Condes de Hervías, terminó en 'heroína' y desde ese verano pasó a ser una mujer cargada de 'leyendas', 'decires' e incluso 'chascarrillos' que la convirtieron en una de 'las mujeres riojanas' más populares durante el siglo XX.
Aún corren por Cenicero y gran parte de la comarca de La Rioja Alta un trío de ellas. La de la 'comida de los cojos' y la del 'arrojo' al conducir los automóviles, como también el 'empeño' de partir hacia el Sahara para asistir y apoyar económicamente a alguna ONG ocupada en estos menesteres.
'La comida de los cojos' parece una leyenda común de muchas comarcas. Se corre entre los comarcanos que un notable o mujer caritativa invita a 'todos los cojos' de la región a una comida o merienda y cuando están todos 'gozando de las viandas' muy animados y sentados a la mesa la organización suelta una vaquilla y comprueban que sólo un par de ellos son verdaderamente cojos y los demás corren que 'se los lleva el diablo'. No he encontrado ningún documento relacionado con Doña Concha y esta leyenda, pero dado el carácter de la 'Señora de Torremontalvo' bien podía haberla organizado.

Más visos de verosimilitud alcanza el apodo atorgado a la Señora de ser el "Terror de los viandantes". María de la Concepción Manso de Zúñiga consigue el Carnet de conducir superados los 45 años de aquella época y ya siendo una 'anciana' aún coge su coche para acercarse a Logroño. Los años y la impericia de conductora fraguan en el 'dicho' de que cuando la vean al volante es mejor salir corriendo, aunque seas un cojo. Aún hoy te cuentan el empeño por ir al Sáhara que tuvo 'Doña Concha' en su vejez para socorrer a los nativos. No parece que saliera de su 'pago' para viajar a África pero aún está en la memoria de muchos este empeño de senectud.