"Sta. (Santa) Coloma y diciembre 16 de 1812.
Señor:
A L (los) R (reales) P (pies) de V (vuestra) M (magestad) Los Diputados electores.
(Firmas de izquierda a derecha y de arriba abajo))
Juan Manuel de Santiago - Manuel Salvador Rico
- Francisco Salinas - Andrés Alfonso - Manuel Tomás Fernández de Santa Olalla - Antonio Vicente Velázquez - Juan Orduña Ángel - Antonio Sáenz de Zumarán."
¿Quiénes son los "OCHO ELECTORES"?
Estos ocho firmantes del Acta de la Junta General y de la
Exposición dirigida a las Cortes de Cádiz desde Santa Coloma son los auténticos protagonistas de lo que sucedió desde el 8 al 16 de diciembre de 1812.
Tres de ellos (Manuel Tomás Fernández de Santa Olalla, Manuel Salvador Rico y Francisco Salinas) no se citan como Comisianados por ninguno de los pueblos en el listado del
Acta de la Junta General. Los otros cinco sí.
Los que están en el Acta son de Arnedo (Andrés Alfonso), Ezcaray (Juan Orduña Ángel), Ribafrecha (Antonio Sáenz de Zumarán), Brieva (Antonio Vicente Velázquez) y de Nájera (Doctor Juan Manuel de Santiago).
De Francisco Salinas no sabemos nada; y los dos restantes son de Nalda (Manuel Salvador Rico) y de Fresneda de la Sierra (Manuel Tomás Fernández de Santa Olalla), hoy en la provincia de Burgos.
No resulta fácil definir, con la mínima precisión histórica, ni siquiera a los árboles más frondosos del total de los que llegaron a Santa Coloma. Los asistentes a esta Junta General son tan novedosos en relación con los que acuden a otros actos conjuntos semejantes anteriores (
Juntas de Cosecheros,
Sociedad Económica de La Rioja Castellana,...) que acrecientan la oscuridad del bosque. Ni siquiera es sencillo definir, con los rasgos biográficos más elementales, al selecto grupo de estos ocho “electores” y verdaderos tejedores de los hechos acaecidos en esta villa. Se perciben, en relación a este grupo de ocho riojanos selectos, en distintos documentos, algunas luces tenues que me atrevo a concretar.
En él están acaudalados ovejeros trashumantes, como Don
Antonio Vicente Velázquez, influyente en la sierra de aquí, en los pastizales de las dehesas extremeñas y hasta en la propia Corte, señalado como vecino de Brieva y Don
Juan de Orduña y Ángel, vecino de la entonces industriosa villa textil de Ezcaray y emparentado con poderosas familias ganaderas del lugar. Tal vez ambos nos sirvan de modelos de bastantes de los
Comisionados asistentes a la Junta General concretados como vecinos de los pueblos de las serranías. Así como también nos valen para defender, que algunas de las miserias que ambos padecen ahora, son similares a las de otros coterráneos que alimentan, ellos y más acentuadamente sus hijos, el éxodo o la diáspora riojana del XIX.
Don
Manuel Salvador Rico vecino de la población de Nalda, ahora cabecera de Partido de la provincia de Soria, es posible que concrete otro tipo de modelo ejemplar de aquellos que se acercaron hasta Santa Coloma en ese invierno en guerra. Este inquieto escribano del valle del Iregua, que aparece en los papeles de Juzgados pleiteando para acceder al cargo en décadas pasadas, sin duda, representa a los que trabajaban en los puestos administrativos locales que apostaron por oponerse a “los invasores franceses” con todos los peligros de perder su empleo. En la lista de la Junta General se detectan varios semejantes a él. El Comisionado enviado por Tricio, Licenciado Francisco Tiburcio García Villasana y el primer Diputado electo por La Rioja Alta, Baldomero Torres de Tejada están en esta línea.
¿Y el Estamento eclesiástico? Se ha publicado bastante sobre la presión económica a esta institución en La Rioja durante los años de guerra. Sabemos del papel desempeñado por el cabeza de la diócesis, el obispo Aguiriano, antes y después de su fuga, y del comportamiento de algunas de sus dignidades en Calahorra y Santo Domingo de la Calzada, pero no tanto del influjo ejercido en este tipo de reuniones conjuntas por la secesión provincial de La Rioja. El papel desempeñado en la Junta General por Don
Manuel Tomás Fernández de Santa Olalla, canónigo doctoral de la Catedral de Salamanca, oriundo de Fresneda de la Sierra, población que manda Comisionado a Santa Coloma, abre una pista que deberíamos explorar más.
El vecino de Ribafrecha, Don
Antonio Sáenz de Zumarán, y tal vez también el de Arnedo,
Andrés Alfonso (soldado “disperso” documentado), ejemplariza a esos propietarios rurales medios-altos de las comarcas más alejados de las zonas de correrías de las tropas de ambos bandos en conflicto, que están emparentados con otros coterráneos que ya han huido hace tiempo en busca de una vida mejor. En su caso (Sáenz de Zumarán) está unido en matrimonio con los Heredia, que años después lucirán tanto en Málaga, y que recibirán en aún peores tiempos a algunos de sus herederos, los cuales, años más tarde partirán para hacer “las Américas”, Y como él hay varios otros.