Cuando la C.N.T. celebró el Congreso de diciembre
de 1919 los afiliados de la provincia de Logroño a la Central llegan
a 2.693. Y la expansión no había hecho más que empezar.
Pero además, los obreros de aquellas poblaciones en las que se
había dado algún suceso trágico en las reivindicaciones
obreras se habían pasado al "sindicalismo revolucionario".
Los principales grupos de afiliados están en Logroño capital
con 2.158 obreros en 1919; en Fuenmayor con 195; en Cenicero con 120;
y en Calahorra que llegan hasta 220.
El avance de la Confederación es, a finales de los
años diez, fulgurante. Al finalizar el año 1919 estaban inscritos
en el Registro de Asociaciones del Gobierno Civil media docena de Sindicatos
Unicos, y en 1920 lo harían 22 más. Hasta la dictadura se sumaría
uno más. Para coordinar todos los Sindicatos Unicos de la provincia se
legaliza el 10 de enero de 1921 la Federación Comarcal de la Región
de Logroño, encabezada por Sebastián Santolaya. En poco más
de un año la provincia de Logroño quedó sembrada de organizaciones
"sindicalistas" de la C.N.T.
El carácter ideológico de estas organizaciones
parece estar en la línea más moderada de las tres ramas que conviven
en la Confederación durante estos años.
El sindicalismo cenetista
prosoviético, representado principalmente por Nin y Maurín, es
inexistente.
La tendencia anarcosindicalista, sólo tiene fuerza en determinadas
poblaciones de la ribera del Ebro de La Rioja Alta, es decir, en aquellas en que
se declara en la IIª República el comunismo libertario.
La mayoría
de los Sindicatos Unicos se mueven en el denominado "sindicalismo revolucionario"
orientado por Salvador Seguí y Angel Pestaña, según consta en su Reglamento.
La presencia y organización del sindicalismo cenetista en La Rioja se
comprueba de inmediato. En el año 1920 se contabiliza el mayor número
de huelgas de todo el primer cuarto del siglo XX. Según las Estadisticas
del I.R.S. éstas llegan hasta once, y no están todas, y aunque
no son declaradas en exclusiva por los cenetistaa, sí son los afiliados
de esta Central los más activos. Pero es especialmente inquietante el
estado de ánimo que había prendido entre los jornaleros y los
patronos. Los segundos se atrincheraron en sus Cámaras Patronales y los
primeros en sus Sindicatos Unicos. Y no se dan ni un respiro. Sólo la
presencia de la Guardia Civil y la clausura de los Sindicatos atempera la excitación
general. Buen número de afiliados fueron asesinados por los golpistas al inicio de la Guerra Civil.