En su primer año de funcionamiento, con
Mariano Díaz Alonso, como director interino, se consiguieron dos cosas:
- en primer lugar unos locales con todo lo necesario para la fabricación del vino; y
- en segundo, un primer grupo de alumnos -aproximadamente unos 50- que asistieron a un irregular curso de conferencias.
Un año después se añade al centro un campo de experiencias y se dedicaba una atención muy intensa a la formación de enólogos
Cuando llega
la filoxera el centro había avanzado muy poco. Incluso su Director,
Víctor Manso de Zúñiga, escribe al final de la primera década del nuevo siglo (el XX), que todos los esfuerzos realizados hasta esta época habían sido "estériles". Sin embargo, durante 19 años consecutivos se inscribieron 427 alumnos,
y se examinaron 123 como capataces y 104 como aprendices, aprobando 93 y
71 respectivamente. En el año diez estaban colocados 63 en diferentes bodegas del país y el extranjero.