Para tratar de la "fórmula Varela" en la lucha contra la filoxera se celebraron en Sajazarra, en el año 1903, dos asambleas de viticultores. La primera el 27 de abril y la segunda el 4 de mayo. Ambas fueron presididas por el Alcalde de la población anfitriona Don Claudio Gómez.
La primera fue puramente informativa y sirvió de presentación del personaje para que explicara a los comisionados de los pueblos concurrentes, y al resto de los curiosos e interesados, sus exigencias y condiciones del secreto tratamiento. Por las exigencias planteadas y el ritmo del cumplimiento de las mismas resultó una reunión espectante y generadora de optimismos. Parece que casi todos salieron contentos. Se necesitaba una condición previa económica: depositar en el Banco de España, o en otra entidad financiera similar, un millón de reales o cincuenta mil duros; hacer un contrato sobre el particular escriturado ante notario; y cobrar esta cantidad a los tres años si el remedio resultara eficaz.
En
la segunda asamblea, el día 4 de mayo, se cubrieron todos los compromisos exigidos, con la única discrepancia de que todos los pueblos querían ser los primeros en realizar los experimentos del tratamiento actuando el inventor. Los tres puntos fundamentales de la asamblea fueron;
1. El reparto entre las 69 poblaciones con comisionados axistentes -las hay de Navarra, Burgos y Álava, además de la provincia de Logroño- de las 250.000 pesetas exigidas, a razón de las obradas de viñedos de cada una de ellas, resultando 39 céntimos de pesetas por obrada, de un total conjunto de todas las poblaciones de 641.691, distribuidas según indicamos en la columna de la izquierda.
2. Concretar las cláusulas del documento con todas las condiciones sobre los pagos destinados al inventor de la fórmula e inmediatamente firmarle todos los comisionados comprometidos.
3. Finalmente la cuestión estrella, desvelar el Sr. Varela el secreto y los componentes de su invento para eliminar la filoxera.
La impresión primera al finalizar la asamblea fue de descontento. Se exigió al inventor la firma de un protocolo preparado conjuntamente con los técnicos de la Enológica de Haro en el que se concretase el material necesario, los componentes de la fórmula (reproducidos en la parte superior de esta columna), la preparación del producto y la aplicación del remedio.
Conclusión
Todo se quedó en un grotesco sainete.
Los viticultores riojanos debieron recurrir al métdo utilizado en el resto de los países filoxerados: las replantaciones con vides americanas. Para una vez que superaron el individualismo la experiencia concluyó en un absoluto fracaso.