Sector comercial durante el siglo XX. Minifusdismo

Las escasas iniciativas modernizadoras han procedido del sector público y rara vez de las iniciativas privadas.
Aquí vemos la fachada de la Plaza de Abastos de Logroño diseñada por Fermín Alamo. El resto de los locales o infraestructuras comerciales distan mucho de esta muestra arquitectónica, aunque en nuestros días la situación presenta claras mejorías, que, de cualquier modo, son excepcionales.

Antonio Garrigosa Borrell. Un ejemplo de principios del siglo XX
llega a Logroño, desde Martorell su ciudad natal, en los momentos de expansión de la pañería catalana por España, y en este caso por La Rioja.
Se establece en la ciudad y abre su primera tienda en 1883 en los bajos del edificio de la calle de Sagasta nº 6. Posteriormente va progresivamente incrementando el negocio para convertirse en el modelo del sector de servicios comerciales de Logroño.
En los primeros años del siglo XX se construye una casa de cuatro plantas y una bajera en la zona de máxima expansión de la ciudad, el Espolón, próxima a la Estación del ferrocarril. El proyecto se realiza con los planos y dirección técnica del arquitecto catalán Isidre Gili Moncunill. El 4 de abril de 1902 se le concede autorización por el Ayuntamiento. El edificio es de influencias neoplaterescas y destacan los decorados cerámicos de los miradores y los esgrafiados de la fachada.
El espacio es ocupado a la vez como servicios comerciales -la planta baja- y como viviendas -la principal para D. Antonio y su familia; y las restantes para alquiler y empleados-. La casa ha sufrido con el tiempo numerosas modificaciones en su bajera y primera planta.
En 1910 Garrigosa tenía cuatro comercios en Logroño - el bajo de la casa familiar, en la calle de la Audiencia, 3; La Gran ciudad de Londres (Mercado, 28), y Garrigosa y Suils (Sagasta, 13)-, otro en Pamplona y uno más en Tarazona (Zaragoza).