Desconocemos cuando se inician las actividades de la Casa de Banca Juan Palacios, precisamente porque es la única de toda la provincia
que no parece tener antecedentes familiares en los negocios bancarios.
Sabemos que su titular es abogado y corredor de comercio en el año
1915 en Logroño, y que se ocupa de todas estas operaciones propias
del cargo: "compra-venta de valores del Estado, Acciones y obligaciones
de Bancos y Sociedades, ...".
Desarrollo financiero.
Como casa de banca tal, funciona en el año 1931, y que sí existía con
anterioridad al año 1930, pero no estaba inscrita en el Consejo Superior
Bancario. En los membretes de sus cartas, en la prensa y en las Memorias
oficiales se anuncia como Banca dedicada a la compra-venta de valores
nacionales y extranjeros, negocios de cupones, títulos amortizados, préstamos,
créditos, imposiciones y Caja de Ahorros. Es decir, se ocupa de los diferentes
tipos de operaciones de una Casa de Banca, concedidos por la Ley Bancaria
de 1921.
Su capital social en 1948 es de sólo 350.000 ptas. Hasta el 27 de septiembre de 1954 no se modifica, incrementándose en dos millones al transformarse en S.A. Precisamente este es el único apunte que aparece en el Registro Mercantil. Por él sabemos que tiene su sede en Logroño, C/ José Antonio Primo de Rivera y que sus socios son el fundador Juan Palacios Sanz y sus tres hijos, Juan, Mª Teresa y Carmen Palacios Brioso. Consta también en él la fecha de disolución de la Sociedad: el 15 de enero de 1959, cuando fue absorbida por el Banco de Vizcaya, al establecer este su primera sucursal en Logroño capital, un años antes, en el mismo lugar donde estaba ubicada esta Casa. Su vida, pues, no había superado los treinta años.
Los balances anuales nos muestran el reducido volumen de sus negociaciones.
Sólo llegaron, en los años más prósperos, a superar levemente los 16 millones. Asimismo
nos muestran, con claridad meridiana, que esta Banca funciona más como
Casa de préstamos, presumiblemente muy rentables, que como una auténtica
institución bancaria. Sus mayores movimientos se refieren a operaciones
a plazos, mientras que las restantes son muy pequeñas.