Desde febrero de 1890 este café cuenta con "piano vertical" , dos mesas de billares y "separados para tresillos". Se encuentra en el Paseo de los Reyes, hoy la parte norte de El Espolón, y en él se ensaya todo tipo de espectáculos, en especial musicales -polkas, algunas del músico local Hipólito Rodriguez, valses, fragmentos de zarzuelas,... interpretados por el sexteto del profesor Don Dimas Varea- para atraer, previo pago de 25 céntimos, las clientelas.
En 1894 frecuenta los conciertos con música popular de zarzuelas, pasodobles y mazurkas mezclada con música clásica en los días festivos con el sexteto del pianista Sr. Lacal y alguna tiple. En 1895 se programaron conciertos con la tiple Constanza López, el acordeonistas Sr. Zamora, y otros tipos de actos, como "cuadros fantásticos y figuras grotescas de gran risa".
En octubre de 1896 se introduce el canto y baile flamenco con el guitarrista Manuel López, pero cuando se establece como "tablao flamenco", sensu stricto, es al final de este año haciendo reformas y contratando a José del Río (a) Martinillo, más a Pastora Los Arcos, María Vargas y Paca Pantoja (a) la Cucaracha jerezana. Además "para comodidad del público se sirven en este establecimiento y para fuera platos de todas clases y fiambres condimentados por la acreditada fonda de Europa".
En marzo de 1897, la experiencia flamenca de Martinillo ha desaparecido, y se organizan otros espectáculos, como la velada "científico-recreativa" por Sara Mak y Señor Tarley. Cuando se acude otra vez al flamenco, en octubre, se hace con Manuel López.
Una ola de "vida alegre" recorrió el país en la últma década del siglo XIX. Su caudal se alimentaba de toros y representaciones teatrales de todo tipo, aunque predominando las zarzuelas y las "piezas" del "género chico". Y Logroño no fue la excepcón.
Los temas dominantes en el "Teatro Principal" y en los cafés-teatro de la ciudad se ajustaron, como en todas partes, a los acontecimientos políticos. "La marcha de Cádiz" representa al "espíritu bélico de zarzuela" que acompañó a la Guerra de Cuba. "Los Cuadros disolventes" al "alma de chirigota" con que se rodeó la Guerra con "los tocineros yankees". "Chateau Margaux", "¡Cómo está la sociedad!", "El plato del día", "I cómoci tronati", "Las doce y meda y sereno",... y tantas otras, asumen la parte pícara y festiva para suavizar las crisis.
Verdejo y la Sra. Fernández bailando sevillanas, la "niña Eloisa Nicuesa" y su incansables progenitores representando todos los papeles en el "Cafe del Siglo", así como Felipa López y Simón Escrich, Delgado y su mujer haciendo de todo en el "Universal", cumplieron con los papeles de estos mismo temas que grandes autores desempeñaron en Madrid, Valencia y Barcelona.