La cuestión de la Autonomía para la provincia de Logroño
saltó a "la calle" durante los últimos meses
de 1976 de la mano de una pregunta, ¿debe nuestra provincia
llamarse de La Rioja?. Opinaron distintas personas e instituciones,
y también lo hicieron algunos de los militantes más
destacados del socialismo riojano en estos momentos. Juan Luis Herrero
del Pozo escribió un artículo sobre el particular
en la primera semana de enero de 1977 en la sección Tribuna
Libre de "Nueva Rioja". En él, es de suponer,
se expresaba la opinión del socialismo en estas fechas. En
esencia defendía con rotundidad la descentralización,
pero sobre la autonomía las ideas no las tenía tan
claras. Encontraba demasiados peros para llegar a la Autonomía
de La Rioja. Necesitaba fundamentarla, apoyarla en estudios y en
argumentos serios. Durante el resto del año, e incluso durante
1978, es decir, durante los primeros pasos del proceso autonómico
de La Rioja, el posicionamiento del PSOE parece que no varió
mucho de estas opiniones.
Después de las primeras Elecciones Generales de junio de 1977 la cuestión
de la "regionalización" se convertió en un "tema
estrella". Poco después de ellas La Gaceta del Norte (Edición
Rioja) escribía en primera página el siguiente titular: "Interés
desbordante por la autonomía de La Rioja". Y es que efectivamente
la cuestión era la pregunta obligada a todo aquel que representaba algo
en el mundo político, cultural o social de la provincia. Y entre los
interrogados se encontró el Diputado socialista Javier Sáenz Cosculluela que en un largo escrito resumía otra vez la posición del socialismo
riojano. En el preámbulo se alegraba de la asunción del tema autonómico
por los partidos políticos que en las elecciones Generales no lo habían
ni mencionado. Después defendía media docena de tesis. La autonomía
debía entenderse como profundización de la democracia alcanzando
mayor capacidad de autogobierno. Los límites territoriales de la nueva
Comunidad Autónoma no podían superar a los de la actual provincia
de Logroño. Los riojanos tenemos que negarnos, de partida, a la integración
con otra zona: ni con Castilla, ni con el País Vasco. Al menos se tendría
que contar con un Parlamento, con representación equilibrada de las distintas
comarcas, y con un Instituto Económico, para saber cómo redistribuir
la riqueza entre ellas. No era necesario asumir competencias "a tontas
y locas", sino que, con estudios previos, tendríamos que acceder
a aquellas juzgadas como sostenibles, e igualmente someter el tema autonómico
a un debate público, para que el pueblo decida después sobre las
distintas opciones. Si La Rioja carece de posibilidades de autogobierno debe
unirse con la Comunidad Vasco-Navarra. Y finalmente, el papel político
sobre el proceso debe recaer fundamentalmente sobre los Parlamentarios electos
en Junio de 1977 sin ceder protagonismo a nadie.
La cuestión de la autonomía siguió siendo durante todo
el otoño de este mismo año de 1977 el tema central de la discusión
política de los riojanos. Por ello los electos como Diputados y Senadores
por La Rioja, en unión con los Diputados Provinciales aún franquistas,
se reunieron en varias ocasiones para tratar de ella. Y la conclusión
esencial conseguida fue "saber si el pueblo la quiere y enseñarle
lo que significa" . No obstante, los contactos sirvieron de muy poco. En
consecuencia los parlamentarios electos en La Rioja en las Generales del 77
formaron a primeros de octubre un órgano o institución, sin conexión
con la Diputación Provincial, denominado "Asamblea de Parlamentarios
de La Rioja", con una triple finalidad: estudiar las posibles alternativas
autonómicas para la provincia; potenciar el debate sobre las mismas;
y realizar la negociación con el gobierno sobre los aspectos que hayan
sido aprobados a través de estudios técnicos y de consulta popular.
Las primeras decisiones tomadas por la Asamblea de Parlamentarios fueron:
apoyar el cambio del nombre de la provincia, pasando a denominarse de "La
Rioja" en lugar de Logroño; pedir una audiencia inmediatamente con
el Ministro de las Regiones Sr. Clavero para notificarle los deseos de los riojanos
de ser autónomos; y defender la especificidad de La Rioja como región
con personalidad propia. La solución a la primera propuesta tardará
en llegar. La segunda se cumplió antes de finalizar el año 1977,
aunque sin mucho provecho. Y la tercera se fue concretando, con problemas, durante
los años inmediatos.
Con el nuevo año, 1978, otras instancias distintas a los Parlamentarios
-organizaciones, colectivos, coordinadoras, mesas, partidos políticos...-
se ocuparon por su cuenta también de la Autonomía de La Rioja.
Y aunque en la práctica se movían por intenciones idénticas
a las de la Asamblea, en el fondo sus deseos buscaban agilizar/acelerar el tema,
potenciando la información y el debate. Sus logros fueron evidentes,
pero también supusieron conflictos que se acumularon progresivamente
para estallar con toda su crudeza en octubre, cuando se celebró el Primer
"Día de La Rioja" en Nájera.
"Los Amigos de La Rioja" y el "Colectivo Riojano"
fueron los primeros en iniciar la campaña de "concienciación
del pueblo por la Autonomía". A primeros de enero de 1978 realizaron
en las distintas cabeceras de comarca de la provincia una campaña de
"afirmación riojana" en este sentido.
En esta misma línea
está la "Declaración" del Congreso de la Federación
Socialista de La Rioja sobre la Autonomía de La Rioja de finales de enero. En ella se insistía sobre tesis defendidas por el Diputado Cosculluela
en el mes de septiembre, pero se añadían otras nuevas, como la
creación de un "órgano preautonómico" formado,
primero, por los parlamentarios y un representante de cada uno de los partidos
parlamentarios con el fin de elaborar un Estatuto Preautonómico, y después,
tras las Elecciones Municipales, también por los mismos parlamentarios,
más los Diputados Provinciales electos, que se ocuparían de promover
en cada uno de los pueblos la petición de la autonomía.
Las propuestas fueron seguidas por los partidos parlamentarios concretándose
su funcionalidad durante la primavera. Pero también los partidos extraparlamentarios
quisieron que se les escuchara. La participación otorgada por los anteriores,
un único representante, en las reuniones de discusión para redactar
el "Texto de Estatuto Preautonómico", no les pareció
suficiente. Y se reunieron todos, excepto Fuerza Nueva y Falange Auténtica,
a mediados de abril, para exigir una mayor presencia en el órgano. En
su propuesta renunciaban al representante otorgado con tal de que estuvieran
todos ellos "con voz pero sin voto". Mas no fue aceptada. Esto supuso
que eligieran formas y maneras distintas a las de los partidos mayoritarios
para la "concienciación del pueblo" por la Autonomía.
A finales de Abril de 1978 se dio un primer paso importante en la marcha hacia
la Atonomía de La Rioja. El Texto del Proyecto del Decreto/Ley sobre
El Régimen Preautonómico para La Rioja fue aprobobado por
los parlamentarios riojanos. El texto es breve. En 13 artículos y tres
disposiciones finales se definió la territorialidad, la capitalidad,
los órganos de gobierno y la temporalidad de la preautonomía de
La Rioja. Se conseguió, tal como señalaba el Senador Félix
Palomo , "introducir ante el Gobierno el tema, como trámite inicial,
para comenzar unas negociaciones con la administración", de tal
manera que ésta reconozca a La Rioja "como región con identidad
propia", y así "defender nuestro derecho a ser considerados
como región diferente y peculiar" y no vernos incluidos por Real
Decreto en otra región.
En el transcurso de la primavera, mientras se celebraban entrevistas con el
Gobierno, se realizaba "un estudio socio-económico" y se lanzaba
la idea de generalizar "la reflexión popular", las relaciones
entre los partidos parlamentarios y no parlamentarios riojanos había
cambiado sustancialmente. Alianza Popular de La Rioja exigía ahora, en
contradicción con lo que proponía el partido a nivel nacional
en la Comisión Constitucional, que se diera Autonomía a nuestra
provincia con mayor celeridad. También todos los partidos riojanos, excepto
A.P., había formado la "Mesa de fuerzas politicas de La Rioja",
pero la U.C.D. la abandonó muy pronto alegando que "este organismo
común a todos los partidos" perturbaba el proceso hacia la autonomía.
En consecuencia el "consenso" se deterioraba en la primera quincena
de junio. Manuel de las Rivas se atrevía a resumir cuál era la
situación en estos momentos sobre la autonomía de La Rioja. Escribía:
el PSOE defiende La Rioja unida al País Vasco (la izquierda así
nivela el voto del PNV en esta Comunidad); Palomo apoya lo mismo (creyendo que
la industria vasca arrastrará la industrialización riojana); AP
exige una Provincia-región, y si no unirse con Castilla (porque teme
la vasquización de La Rioja); UCD no se sabe lo que defiende; y ¿el
pueblo?, "aguantando" lo que digan los partidos (y concluye, igual
"no les hacen caso")